Además de elegir el curso que mejor se ajuste a tus necesidades y objetivos, es vital elegir la academia que mejor va a ayudarte conseguir tus metas. Hay academias de todos los colores, y si uno va visitándolas de una en una para informarse, terminará echando humo por la cabeza con todo la perorata que nos lanzan. Nos convendría un análisis frío y objetivo del asunto. Si se trata de donde enviar nuestros hijos – más aún.

Academias de barrio

Toda buena academia tiene que comenzar en algún lugar. Algunas de las escuelas más reconocidas tienen sus orígenes en un barrio normal y corriente. Sin ir más lejos, la muy famosa “International House”, reconocida mundialmente como líder en la enseñanza de idiomas, que estableció los estándares que todos los demás centros de idiomas profesionales aspiran alcanzar, empezó en un barrio de Córdoba, por ejemplo.

La diferencia está en el capital humano que relucen. En el caso de International House, sus fundadores fueron profesores experimentados, igual también que la cadena famosísima “Bell Language School”, cuyo fundador era prisionero de guerra y profesor, y que ahora es una institución muy prestigiosa que tiene sucursales en muchos lugares en el mundo.

Una pregunta a hacer a la hora de informarse de si la academia tal es realmente buena o no, es averiguar si los directivos son profesionales de la enseñanza de idiomas.

El empresario cazatesoros

Desafortunadamente nosotros, como profesores, hemos trabajado en muchas academias donde los directivos no eran profesores, ni mucho menos. Resulta que eran empresarios, de otros ámbitos no educativos. cuyo objetivo principal era sobre todo el dinero – no el bien estar ni de sus profesores ni de sus alumnos.

¿El resultado? Profesores desmotivados, que no se sienten apreciados y terminan poco inclinados a hacer ese “extra” para sus alumnos. Al final del año académico se van en busca de otra escuela – por lo que hay poca continuidad para los alumnos que vuelven. Siempre se ven con una nueva profesora al comienzo de curso, y esta profesora está más enfocada en aprender como funciona la academia (porque también para ella todo es nuevo), que en el desarrollo del curso para el cual tiene responsabilidad.

La primera víctima del negocio que pone el dinero por encima del bienestar de sus empleados y sus alumnos es la motivación de la plantilla – y, por consiguiente, la profesionalidad.

En English House Academy tenemos la confianza de que nuestros alumnos notan nuestra profesionalidad y nuestras ganas de hacer ese “extra” para apoyarle, y comprobamos cómo ellos también están dispuestos a apoyarnos a cambio. De ese modo todos salimos ganando con una mejor experiencia educativa.

El empresario ambicioso - y ausente

Hablamos sobre para quien otra escuela más nunca será suficiente. Se nota por la uniformidad corporativa y clínica de sus sucursales, la ambición por transformar su negocio en todo un imperio: no se puede admitir excepciones ni personalizar un servicio por la sencilla razón de que sería imposible manejarlo todo. Se inventa verbos vacuos que previamente nunca jamás existieron para vender su marca, verbos que realmente no significan nada, pero que sí revela un vacío desconcertante de sustancia.

Como vemos a través de la historia, de Nero a Napoleón, en el fondo los imperios son poco más que una extensión de un ego profundamente centrado en el mismo emperador, y por tanto, poco dispuesto ni capaz de responder a las necesidades de sus súbditos y vasallos.

La necesidad de irse corriendo de una sucursal a otra intentando controlar todo, hace que el que maneja varias escuelas a la vez tampoco pueda responder de forma efectiva a sus empleados, ni a sus clientes. Termina distante, difícil de acercar, y lo que es peor, se ve con la necesidad de hacer que todo gire entorno a él o ella: al final se acerca un paso más a la franquicia – todos nos tenemos que adaptar a la empresa, en vez de como debe ser un negocio de servicios: que la empresa se adapta al cliente.

En English House Academy vemos el valor y la individualidad de cada uno, tanto cliente como empleado. Nos adaptamos a vosotros. Aquí no se ven uniformes: celebramos el individuo porque sabemos que cuanto más cómodo se siente uno en el trabajo, más dispuesto se verá a hacer ese “extra” para nuestros alumnos.

Incluso conocerás al director – bien como tu profe, bien como quien asesora tus necesidades personalmente y recomienda el curso/grupo mejor para tus fines, o, si es padre de uno de nuestros alumnos, en una tutoría pedida por ti o incluso de manera informal al dejar o recoger a tu hijo/a.

Somos un equipo profesional pero pequeño, nítido y, sobre todo, cercano y humano – así nos gusta y así queremos ser.

La franquicia

Hace unos años los financieros de Madrid y Barcelona se dieron cuenta de que la educación es otro sector de donde chupar dinero. En la primera ronda, vimos en los años 90 la infame cadena “Opening”, vendiendo cursos a base de crédito fácil – resultando en un colapso espectacular de la organización. Los banqueros habían asegurado sus beneficios antes, claro: tanto los clientes como los pequeños empresarios que desembolsaron sus ahorros en montar academias de franquicia, perdieron grandes cantidades de dinero a causa de la ambición de unos pocos.

Hoy día vemos una nueva explosión de franquicias en España. Esta vez, no han caído en la trampa de vender a base del crédito fácil, pero siguen montando centros educativos sin que el bienestar de sus clientes sea lo primordial – sino el dólar.

Mucho ruido y pocas nueces

Ecosistemas, pitos, flautas, colores y campanitas – hay de todo en las franquicias de hoy: menos la educación cercana y responsiva que merece cada alumno o padre que vela en serio por el progreso concreto de él mismo o su hija.

No podría ser de otro modo. Los criterios para ganar la licencia de una franquicia no se basa en la experiencia pedagógica del empresario, sino en si tiene el dinero para pagarlo. Las cosas como son.

Es más, el que consigue una licencia de franquicia se verá maniatado a seguir las pautas de la central de la franquicia. Al vigilar celosamente su marca, todos sus procedimientos son impuestos desde arriba, limitando de forma fatal la capacidad del franquiciado de responder de forma efectiva al individuo cliente. Es el cliente quien se tiene que adaptar, no al revés.

Siendo su objetivo primordial el dólar, tienen que sacar cada céntimo posible de sus clientes y sus empleados. No van en búsqueda de los mejores profesores disponibles, cualificados y experimentados. Les vale cualquiera que se defienda en inglés – y luego les dan su propia “formación específica” para utilizar su “método exclusivo” y “materiales únicos”, sin necesidad de tener ni la visión ni la posibilidad de utilizar otros materiales disponibles que se ajustarían mejor a las necesidades de cada individuo, ni mucho menos desarrollar material y actividades específicos para una clase en concreta, para un alumno en concreto. En fin: son el profe y el cliente quienes tienen que ajustarse a la marca.

En English House Academy, como en tantas otras buenas academias arraigadas en su comunidad, no en otra ciudad lejana, vemos las cosas de otra manera. Una visión humana. Nosotros nos ajustamos a ti.

En resumen, los factores recomendables a la hora de escoger una academia son:

Capital humano: ¿los directivos son expertos en su ámbito? ¿Tú les interesas personalmente?

Cualidad humana: ¿son cercanas y fáciles de acercar para tratar tus cuestiones?

Capacidad responsiva: ¿son lo suficiente perspicaces, ágiles y diestros para adaptarse a tus necesidades o las de tu hijo/a y darte soluciones de forma eficaz y efectiva?

Si tienes la confianza de que la academia que escoges tiene estas cualidades, entonces escoges bien.